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jueves, 29 de junio de 2017

Matutina de Damas : Junio 29, 2017

La protección de Dios


«Jehová te guardará de todo mal, él guardará tu alma Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre» (Salmo 121:7-8).


Como directora del Ministerio de la Mujer de la División de África Centro-Oriental, tuve el honor de ser la invitada principal en el Congreso de la Mujer del Congo Occidental en junio de 2014. Asistieron alrededor de tres mil mujeres a los seminarios, apoyadas en parte por un ministro que ni siquiera es miembro de nuestra denominación. Las reuniones fueron exitosas, sin embargo, quiero contarte un incidente que me pasó una noche durante el congreso.

Yo estaba durmiendo en un hotel y la segunda noche, cuando me metí en la cama, sentí como si hubiera un mosquito entre las sábanas. Había llegado a esa conclusión por el movimiento leve, aunque molesto, entre las sábanas junto a mis pies. La molestia se detuvo por un momento. Entonces, aunque dormía profundamente, sentí «algo» de nuevo, esta vez subiendo por mi pierna. Todavía aturdida, arrojé lo que fuera al suelo y continué durmiendo. Después de todo, estaba muy cansada porque había trabajado duro en el congreso durante todo el día y había dormido solo cinco horas la noche anterior. A la mañana siguiente, después de mi tiempo devocional, decidí ir al cuarto de baño. Pero mientras buscaba mis chanclas por un lado de la cama, vi un escorpión, tratando de moverse en el piso, pero parecía que estaba herido.

Estaba tan asustada que grité con fuerza. Dos empleados del hotel se acercaron a mi puerta corriendo para averiguar qué me pasaba. Cuando tocaron, fui inmediatamente a abrirles para que pudieran sacar el escorpión lo más rápido Posible. Nadie sabía de dónde había salido. Y aunque me asustaba la idea de dormir en esa habitación, me vino a la mente Lucas IO: 19: «Os doy potestad de pisotear Serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará». Dios ha dado esta y otras promesas a los que le obedecen.

Estaba realmente sorprendida de ver cómo Dios me había protegido para que el escorpión no me mordiera. Creo que él envió a sus ángeles a debilitarlo para que no me hiciera nada en toda la noche, porque me he dedicado a hacer su trabajo con todas mis fuerzas sabiendo que él cuida de mí. ¿Has dedicado tu vida y tu servicio a Dios y su obra?

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