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jueves, 15 de junio de 2017

Matutina de Damas : Junio 15, 2017

Usa lo que tienes


«Él le dijo: “Ve y pídeles vasijas prestadas a todos tus vecinos, vasijas vacías, todas las que puedas conseguir”» (2 Reyes 4: 3).


El profeta Eliseo le dijo a una viuda joven que tomara una vasija de aceite y llenara otras vasijas que había pedido prestadas (ver 2 Rey. 4: 1-7). Por fe, ella obedeció y el Señor la bendijo tanto que pudo pagar su deuda y librar a sus hijos de servidumbre. Incluso le quedó dinero para vivir. El Señor bendijo la pequeña cantidad de aceite que tenía, junto a su obediencia.

Una vez, durante una crisis financiera, mi esposo y yo pudimos haber perdido todo. Habíamos comprado una vivienda, un terreno y casas para alquilar. Años antes, habíamos tomado la decisión de invertir en el sector inmobiliario, que era uno de los más prósperos. Nuestro plan era retirarnos a los cuarenta años. Entonces, una recesión golpeó el país. Las plantas químicas cerraron y mucha gente perdió su empleo, incluyendo a mi esposo. No teníamos dinero y habíamos acumulado una gran deuda. Como la viuda de la Biblia, no sabíamos qué hacer. Mi esposo oró: «Señor, ayúdame!».

Como regalo anticipado de Navidad, le había comprado a mi esposo una sierra de mesa. Cuando le pregunté qué iba a hacer con ella, me dijo: «Un gabinete». Él no tenía experiencia en hacer gabinetes, pero hizo un dibujo, tomó las medidas, compró madera y se puso a trabajar. Después de cortar las piezas, las fue uniendo para comenzar a armar el gabinete. Daba un paso atrás y miraba su trabajo. No estaba saliendo como él quería, por lo que decidió ponerlo en el patio de atrás donde nadie pudiera verlo. Sin embargo, una pequeña voz le decía: «No lo dejes. Sigue trabajando en él». Mi esposo le hizo caso. Después de unir todas las piezas, completó su primera obra maestra. Muchas más le siguieron.

El Señor nos había dado la sierra de mesa antes de que la crisis económica se Presentara. La respuesta a nuestra situación financiera estaba en manos de mi esposo. Y él nunca se hubiera dado cuenta si no hubiera obedecido la voz de Dios. Más tarde, Lionel aprendió otro oficio. Con fe y con estos dos regalos, comenzó su propio negocio y fue capaz de pagar nuestra deuda. Incluso quedó suficiente dinero para nosotros.

Cuando tienes una relación con el Señor y le obedeces, puedes estar segura de que convertirá tus problemas en bendición, tanto para ti como para su gloria.

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