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lunes, 8 de mayo de 2017

Matutina de Menores : Mayo 8, 2017

LA LIMUSINA DEL EMBAJADOR


                                  «El altivo será humillado, pero el humilde será enaltecido»                                               (Proverbios 29: 23, NVI).
 


EL NUEVO EMBAJADOR estaba a punto de llegar a su nuevo no, un pequeño país situado en África. Pero algo no estaba saliendo de acuerdo a sus planes.

—¡¡¡No quiero viajar en este auto tan viejo y feo, aunque sea un Mercedes!!! —exigió—. Quiero una limusina, por favor hágamela llegar.

—Pero, ¿por qué? —preguntó el empleado.

—Porque yo soy el embajador —fue la única respuesta que recibió.

Días después, cuando el orgulloso y joven embajador supo que su limusina había llegado al puerto, ordenó de inmediato a su recién contratado chofer y al hermano de este que fueran a buscarla. Así lo hicieron. Cuando regresaban a la embajada, ya montados en la limusina, se detuvieron en un mercadillo para comprar comida para el viaje.

—Mira, hermano, lo baratas que son las gallinas aquí —dijo el chofer—. A mi esposa le encantaría que le llevara algunas.

—Pero ¿dónde las llevaremos? —quiso saber el hermano.

—¿Has olvidado que vamos en un auto enorme? Hay lugar de sobra para nosotros dos más varias gallinas. Echaremos maíz en el asiento  de atrás para que vayan entretenidas y no habrá problema.

Cuando llegaron a la embajada, estacionaron la limusina, recogieron sus gallinas y entregaron las llaves.

—¡Saquen las manos de mi auto nuevo! —ordenó el embajador a los curiosos que se habían reunido para admirar la limusina.

Luego abrió la puerta y asomó la cabeza. De inmediato tuvo que taparse la nariz por causa del olor dejado por las gallinas. La gente se echó a reír al ver la frustración del orgulloso embajador…

Las personas altivas, es decir, orgullosas, prepotentes, que se creen mejores que los demás, pasan vergüenzas como esta. Como dice el versículo de hoy, si lo que quieres es que la gente tenga buena opinión de ti, lo mejor es que seas sencillo y que no te creas nada. Simplemente que tengas de ti una opinión equilibrada, como hijo de Dios que eres, que vales mucho pero que necesitas a Jesús para seguir creciendo cada día.

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