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martes, 4 de abril de 2017

Matutina de Damas : Abril 4, 2017

En el lugar adecuado en el momento adecuado


«Reconócelo en todos tus caminos y él hará derechas tus veredas» (Proverbios 3: 6).


Cada día oro: «Señor, guíame al lugar adecuado en el momento adecuado para llevar a alguien hasta ti». Muchos días camino cinco kilómetros y, a medida que avanzo, voy orando por mis vecinos. Le pido a Dios que me dé oportunidades para conocerlos. Un día, mientras caminaba colina arriba cerca de la casa de Claira Emmerson, la vi en su jardín arrancando maleza. Cuando me vio acercarme, se levantó y comenzó a caminar hacia la verja. Yo no quería detenerme porque iba a buen ritmo, pero aminoré la marcha para saludar.

—Buenos días, Claira. ¿Cómo estás? —le pregunté y me sorprendí al escuchar las palabras que a continuación salieron de mi boca—: Estaba orando por ti mientras pasaba frente a tu casa.

—Pues… Tengo que pedirte que ores por algo —me contestó rápidamente— Mi hija está en el hospital porque dentro de una hora la operan. Está convencida de que no sobrevivirá y tiene mucho miedo a morir.

—¿La operan en una hora? Tenemos que orar por ella ahora mismo —respondí de forma inmediata.

—¿Orar aquí? ¿Delante de todo el mundo? —dudó ella mientras miraba a un lado y al otro. Sin embargo, rápidamente consintió.

Oré reclamando las preciosas promesas de la Palabra. Pude sentir cómo la paz de Dios entraba en el corazón de Claira cuando vi la enorme sonrisa dibujada en su rostro al finalizar la oración. Continuando camino arriba, agarré el celular y llamé a mi esposo que, «casualmente», estaba cerca del hospital. Se dirigió directamente a la habitación de la hija de Claira y, después de presentarse, tuvo el privilegio de orar con aquella joven justo antes de que la trasladaran al quirófano. ¡Su temor se había esfumado! La joven se fue por el pasillo con una sonrisa en el rostro.

Al día siguiente, los amigos y la familia rodeaban a la hija de Claira mientras conversaban alegremente. No quisimos interrumpir aquella estampa, pero ella nos vio junto a la puerta y dijo:

—Ahí está el hombre del cual les he hablado, que oró por mí antes de la operación.

Querida lectora, acepta este desafío: ora de esta manera y espera la respuesta de Dios.

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