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viernes, 24 de marzo de 2017

Matutina de Menores : Marzo 24, 2017

MUCHOS NOMBRES: UN MISMO DIOS


«Nos ha nacido un niño, […] y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz» (Isaías 9: 6)

 
¿SABES POR QUÉ ALGUNOS LUGARES, algunas personas 0 algunas cosas tienen los nombres que tienen? Por ejemplo, ¿sabes por qué el río Amazonas se llama así? Los conquistadores europeos le pusieron ese nombre porque, cuando llegaron allí, se encontraron con tribus nativas que les hicieron la guerra y, entre sus guerreros, había mujeres. Al ver a aquellas mujeres batiéndose en lucha contra ellos, los conquistadores recordaron a las famosas amazonas de la mitología. En la literatura antigua se hablaba de unas mujeres que desde niñas habían sido educadas para la guerra y que se llamaban «amazonas». Por esa razón pusieron ese nombre a ese río de Sudamérica, que por cierto es el más largo del mundo.

Y hablando de ríos, ¿sabes qué significa la palabra «Nilo» que da nombre al río más largo de Africa? Sí, ese mismo río en el que Moisés fue dejado por su mamá en un canasto para que no muriera a manos del faraón. Pues la palabra «Nilo», que viene del griego, significa «valle del río». Es interesante conocer el porqué de algunos nombres. Lo mismo sucede con los nombres de personas: algunos tienen significado. De hecho, antiguamente, a la gente se le ponía el nombre de acuerdo a su personalidad. Ahora ya no es así. Pero nuestros padres y amigos a veces nos ponen «apodos» que se basan en algún rasgo de nuestra personalidad 0 en algo que nos haya pasado. Por ejemplo yo, a una de mis hijas, le digo «Tata», porque es la primera palabra que ella dijo cuando empezó a hablar. Otras veces le digo «Gatita», por sus claros ojos, que parecen de gata. ¿Sabes? A Jesús también se le llama con muchos nombres: Emmanuel, Cristo, Maestro, Señor, Rey de reyes, Mesías, el Angel de Jehová… Podemos invocar el nombre que más nos guste de todos los que se le aplican en la Biblia, y él nos entenderá, porque nos estamos reflriendo al mismo Jesús, destacando distintos aspectos de su personalidad y de su obra. Lo importante es que no digamos su nombre con frivolidad, como si no fuera importante; que no lo pronunciemos a la ligera, porque Jesús es Dios y merece nuestro respeto y nuestra reverencia. Su nombre no es cualquier nombre.

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