Buscar...

miércoles, 15 de marzo de 2017

Matutina de Damas : Marzo 15, 2017

Mi encuentro con Joan


«El hombre que tiene amigos debe ser amistoso» (Proverbios 18: 24).


Joan Scher. Hace más de cuarenta años, esta mujer llegó a nuestra casa porque estaba enferma. Pero no venía sola; llegó con su hija Belinda, de seis años, y también con su perro, No tenía cama para que ellas pudieran dormir, así que dormían en un sofá.

Belinda comenzó a asistir con mi hijo John a la escuela Stanborough Park, donde mi esposo Cyril era maestro. Yo no sabía que Joan era artista, pero al poco tiempo las paredes de la guardería estaban cubiertas de hermosas flores y animales. Dijo que pintar le hacía sentirse bien, y sin duda nos hizo sentir bien a todos. Había venido por un corto periodo, pero finalmente estuvo con nosotros durante mucho tiempo.

En cuanto recuperó su salud, regresó con su esposo y, juntos, se trasladaron a Yorkshire, de donde era ella. Pensé entonces que aquel sería el final de nuestra historia, pero no lo fue. Tiempo después viajamos a Yorkshire a visitarlos, junto a nuestros tres hijos.

En ese momento, yo estaba totalmente entregada a mi trabajo con niños disléxicos, y descubrimos que Joan era disléxica. Esto finalmente explicaba sus muchas luchas en la escuela. Más tarde se trasladó a Kent y nuestra amistad se consolidó. Comenzamos a escribir libros juntas. El más extenso se titula My Journey to Dislexia [Mi viaje a la dislexia]. Su portada es tan linda, que hace que el libro cobre vida. Hemos pasado muchas horas maravillosas juntas y hemos escrito un montón de libros más, que explican con detalle los pasos a seguir para transformar la vida de un niño disléxico en una vida de éxito: transformando los no puedo en sí puedo.

Joan aún pinta y, a pesar de que ahora tiene ochenta y tres años, todavía disfrutamos escribiendo juntas. Ella tiene un gran sentido del humor, y escribe magníficos poemas donde su sentido del humor brota por doquier.

Qué afortunada fui de que Joan llegara a nuestra puerta hace tantos años, cuando estaba enferma. Su fe era débil, pero ahora oramos juntas por mucha gente. Cuando nuestra amistad comenzó, jamás pensamos que se convertiría en una bendición tan grande.

¿No es maravillosa la forma en que Dios nos da amigos? Cuando oramos por los demás nuestra amistad fortalece nuestra fe y bendice a otros.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario