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miércoles, 21 de septiembre de 2016

Matutina de Menores: Septiembre 21, 2016

“ENTRENAMIENTO DE DOS EN DOS.”


Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, este será salvo. Marcos 13:13.



Colocar sobre el piso un libro bien ilustrado sobre natación mientras te acuestas boca abajo sobre una silla y mueves los brazos y las piernas, crea un cuadro inusual… por no decir tonto. Este ejercicio
puede introducir a un principiante a lo básico, pero por más movimientos que haga en el aire no aprenderá a nadar. Meterse en el agua es la única manera.

Aprender haciendo es el único camino para todo, realmente. Esta es la razón de por qué Jesús envió a sus discípulos por su cuenta. Primero los convocó, y les explicó qué se suponía que tenían que hacer.
“Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia” (Mateo 10:7, 8).

Tenían que salir de dos en dos para poder ayudarse mutuamente, y no se desanimarían tan fácilmente. Jesús les dijo exactamente cómo tenían que vestirse para el viaje.
No tenían que vestirse con las ropas usuales de los religiosos ni desfilar como pavos reales, sino que tenían que usar las vestimentas de una persona común. Tenían que ir solo con la ropa que llevaban puesta, y confiar en la hospitalidad de la gente.

Cuando encontraran una casa que los recibiera, tenían que saludarlos de una manera hermosa: “Paz sea a esta casa” (Lucas 10:5). La casa donde se quedaran sería especialmente bendecida por sus oraciones y canciones, y por compartir allí las Escrituras.
“He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas” (Mateo 10:16).

El diablo haría todo lo posible por detener el trabajo que Jesús había asignado a sus discípulos. Tenían que estar alerta, de modo de poder actuar rápidamente. Su trabajo, y el trabajo de todos lo que se llaman discípulos de Jesús, gira en torno a representar correctamente a Dios.

Esto significa que no haya discusiones acaloradas ni largos debates en materia religiosa, ni palabras de enojo o un trato severo para con aquellos que no están de acuerdo con nosotros. La verdad sobre el Dios viviente únicamente se comprende cuando los discípulos demuestran su amor.
Satanás puede intentar detenerlos a cada instante pero, si superan la prueba, Dios estará a su lado todo el camino.

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