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domingo, 11 de septiembre de 2016

Matutina de Menores: Septiembre 11, 2016

COMER, SANAR Y LA VERDAD


Y les di también mis días de reposo, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico. Ezequiel 20:12.



El sábado es el día más especial de la semana. Cuando Dios descansó en regocijo al finalizar su creación del mundo, nos dio 24 horas para pensar en su poder maravilloso. Después de que el pecado
entró, el séptimo día también se convirtió en una señal del poder de Cristo para recreamos a su propia imagen.

Pero los judíos de los días de Cristo habían hecho del sábado una maldición. Añadieron todo tipo de restricciones y de reglas, que hacían que la gente temiera ese día.

Un sábado, justo después del servicio religioso, Jesús y sus discípulos estaban caminando por un campo de grano. Era la hora de almorzar y estaban hambrientos, así que juntaron algunos de los manojos de grano en sus manos y los frotaron juntos, para quitarles la cáscara. Pero los espías, siempre presentes, los vieron masticando el grano. “¡Ajá!”, dijeron. “Ahora atrapamos a Jesús y a sus discípulos en el mismo acto de violación del sábado”. Para ellos, juntar el grano era un tipo de cosecha, y frotarlo en sus manos era un tipo de trilla.

Jesús recordó a sus enemigos que era él quien había hecho el sábado y lo había dado a la raza humana como un regalo, así que, no necesitaba de ningún consejo sobre lo que debería o no debería ser hecho en el día especial.

Otro sábado, Jesús fue a la sinagoga a adorar, y allí vio a un hombre que tenía seca la mano derecha. Sabía muy bien que los fariseos lo estaban observando con ojos de águila, para ver qué haría.

Jesús preguntó: “¿Es lícito en los sábados hacer bien, o hacer mal?” (Marcos 3:1 RVR 95).

Los fariseos se hundieron en sus asientos. No osarían responder, por temor a quedar encerrados por sus propias palabras y hacer un papelón en presencia de toda la congregación.

Jesús dijo al hombre que extendiera su mano seca, y cuando lo hizo le fue restaurada.

Luego, Jesús recordó a estos dirigentes que aunque pensaran que era apropiado sacar a un animal de un pozo en día sábado, no tenían problema en dejar a un hombre sufriendo durante el mismo día. Estaban más interesados en proteger su propio sistema e ideas falsas que en guardar el sábado como Dios quería que se lo guardara.

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