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viernes, 12 de agosto de 2016

Matutina de Menores: Agosto 12, 2016

EL ALTO PRECIO DE DAR LAS COSAS POR SENTADO


Pensando que estaba entre la compañía, anduvieron camino de un día […] pero como no le hallaron, volvieron a Jerusalén buscándole. Lucas 2:44, 45.



Al lado del Templo había un aula, donde los rabinos enseñaban a los muchachos que habían ido a la Pascua. Jesús entró, se sentó en el piso y miró a estos doctores de la ley, sabios y eruditos. Jesús había
venido a aprender; tenía muchas preguntas sobre los Escrituras.

Debió de haber hecho preguntas como estas: ¿Por qué el profeta Isaías dice que el Mesías seria llevado como un cordero al matadero? ¿Por qué el profeta escribió sobre la muerte del Mesías, cuando todos hablan sobre su venida para derrocar o los romanos?

Los maestros estaban asombrados por el conocimiento que este brillante niño tenía sobre las Escrituras. Si hubieran seguido su razonamiento, habrían estado listos para recibirlo cuando regresó 18 años más tarde. A los rabinos les gustaba este inteligente niño galileo y querían hacerlo su estudiante, de manera que pudieran prepararlo para ser un maestro en Israel. Tenían unas pocas preguntas para hacerle, también; y se sorprendieron ante sus prontas respuestas.

Mientras tanto, José y María seguían la larga caravana de personas que marchaba a casa. En el entusiasmo del viaje, cada uno pensó que el otro sabía dónde estaba Jesús. Cuando estaban a un día de camino llegaron a Jericó. Aquella noche, cuando acamparon, tanto María como José esperaban que Jesús estuviera allí para ayudarlos con los quehaceres; pero no lo encontraban. A toda prisa fueron tienda por tienda, preguntando: “¿Han visto a Jesús?” ¡Nadie lo había visto!

Temprano a la mañana siguiente, subieron jadeando la pendiente empinada hacia Jerusalén. El anochecer los sorprendió antes de que pudieran alcanzar la ciudad. Cansados y preocupados, casi enfermos, acamparon de nuevo, con la intención de continuar su búsqueda al día siguiente. ¿Por qué, por qué no buscaron hasta encontrar dónde estaba Jesús antes de dejar la ciudad?

Tal y corno nos pasa a veces, dieron por sentado que Jesús estaba con ellos. Pero, con solo suponer no alcanza…

“Por la conversación ociosa, la maledicencia o el descuido de la oración, podemos en un día perder la presencia del Salvador, y pueden requerirse muchos días de pesarosa búsqueda para hallarlo, y recobrar ia paz que habíamos perdido” (El Deseado de todas las gentes, p. 62).

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