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viernes, 26 de agosto de 2016

Matutina de Adultos: Agosto 26, 2016

“VIAJE CON LOS JUDÍOS – 7”


«Hermanos, el deseo de mi corazón, y mi oración a Dios por los israelitas, es que lleguen a ser salvos». Romanos 10: 1, NVI



CONSIDERA UNA PALABRA FINAL mientras los judíos y el remanente están en nuestro corazón. Mi amigo Jacques Doukhan, judío francés y adventista del séptimo día, escribió un libro en el que
apela por igual a judíos y cristianos. En él hay una declaración provocadora escrita por el historiador judío Jules Isaac: «El rechazo judío de Cristo fue desencadenado por el rechazo cristiano de la ley […]. Bastó el rechazo de la ley; pedir al pueblo judío que aceptara este rechazo […] era como pedirle que se arrancara el corazón. La historia no consigna ningún ejemplo de semejante suicidio colectivo» (citado en Drinking at the Sources, p. 25; publicado originalmente en francés con el título de Boire aux sources [Beber de las fuentes]).

¿Te acuerdas de los sujetalibros? Coinciden. Aunque los judíos fieles ven en gran parte de la cristiandad contemporánea un rechazo de la ley y un repudio del sábado, en los adventistas del séptimo día ven un retrato muy diferente. ¿Logras ver que hay una afinidad deseada divinamente entre los adventistas y los judíos? Elena G. de White instó: «Hay entre los judíos muchas personas que serán convertidas, y por medio de las cuales veremos cómo la salvación de Dios avanzará como una lámpara que arde. Hay judíos por todas partes, y a ellos ha de serles llevada la luz de la verdad presente. Hay entre ellos muchos que vendrán a la luz, y que proclamarán la inmutabilidad de la ley de Dios con maravilloso poder» (El evangelismo, p. 421; la cursiva es nuestra). ¿Podría ser que, de todos los habitantes de la tierra, hayamos de ser nosotros los que mostremos más empatía hacia nuestros vecinos, compañeros de clase y colegas judíos? ¿Te acuerdas de los sujetalibros? «Los conversos judíos han de tener una parte importante en la gran preparación que ha de hacerse en lo futuro para recibir a Cristo, nuestro Príncipe. Una nación nacerá en un día» (ibíd.). Esa enigmática línea da a entender que un día los sujetalibros se unirán, ¿no te parece?

¿Será el holocausto final lo que haga de los elegidos un solo sujetalibros? ¿Podría ser, entonces, que los temerosos de Dios de ambas comunidades importantes de fe observadoras del sábado se unan entre sí en una afinidad sagrada nunca antes contemplada? Al final, ¿se convertirá el cáliz compartido del sufrimiento en el catalizador para una unión de los elegidos? Y si Cristo, el Dios del universo, se hizo judío para afrontar su propio holocausto y llegar a convertirse en Salvador del mundo, ¿no deberíamos los seguidores actuales orar y obrar apasionadamente por la propia raza del Señor, para que también sus integrantes «lleguen a ser salvos»?

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