Buscar...

viernes, 3 de junio de 2016

Matutina de la Mujer: Junio 3, 2016

Una luz en la oscuridad


«Tú, Señor, me das luz; tú, Dios mío, alumbras mi oscuridad» (Sal. 18: 28)



TRAS VARIAS HOSPITALIZACIONES en centros psiquiátricos por causa de la esquizofrenia que padecía, el matemático John Nash pudo aprender a vivir en tan oscuro pozo, y realizar grandes
aportes al mundo de la economía que le hicieron merecedor del Premio Nobel en 1994. Después de haber sido detenido por predicar el evangelio sin licencia, John Bunyan fue encarcelado y, desde su celda, escribió El progreso del peregrino, uno de los libros más leídos en lengua inglesa y que condujo a muchas almas a Dios durante el terrible oscurantismo religioso de la Edad Media. Ya siendo sordo, Beethoven remontó su terrible oscuridad personal (precisamente aquella que más temía le llegara a suceder) y llegó a componer algunas de sus mejores obras, como la Novena sinfonía. Exiliado en la isla de Patmos por predicar a Cristo (Apoc. 1: 9), el apóstol Juan escribió el Apocalipsis, una brújula certera para los cristianos que vivimos en los tiempos del fin… No cabe duda de que, de la adversidad, pueden surgir cosas extraordinarias, como una fe inquebrantable, la fortaleza necesaria para crear algo valioso, o el descubrimiento del propósito en la vida… De hecho, alguna gente nunca comienza a brillar con luz propia hasta que se ve en el fondo del pozo.

¡Quién desea padecer una enfermedad mental, o perder la libertad, o tener un impedimento físico, o atravesar la dificultad por la que tú estás pasando hoy! Nadie quiere vivir una tragedia que abra la puerta a la oscuridad, pero la verdadera tragedia no radica tanto en la oscuridad que se está viviendo como en no darse cuenta de que esa es una oportunidad para escarbar en el alma hasta encontrar algo de luz. Sin la fe, el dolor puede destruir el alma; pero visto a través de la cruz, puede revelarnos el plan de Dios para nuestras vidas.

Querida amiga, Jesús llevó tu dolor por ti, contigo y como tú. No hay nada sobre el dolor y la oscuridad que le sea ajeno. Llévale esa gran carga para que, de tu oscuridad, pueda mostrarte algo de luz. Porque «la oscuridad cubre la tierra, la noche envuelve a las naciones, pero el Señor brillará sobre ti y sobre ti aparecerá su Gloria» (Isa. 60: 2). «Brilla una luz en la oscuridad para los hombres honrados, para el que es compasivo, clemente y justo» (Sal. 112: 4).

No hay comentarios.:

Publicar un comentario