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domingo, 29 de mayo de 2016

Matutina de Menores: Mayo 29, 2016

AGRADECIDO HASTA CUANDO DIOS DICE “NO”


Tú te has engrandecido, Jehová Dios; por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos. 2 Samuel 7:22



La única cosa que David mas deseaba hacer era construir una casa para Dios. Era un sueño que había tenido durante mucho tiempo. Con esto en mente, llamó al profete Natán y le dijo: “Yo habito en casa
de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas” (2Samuel 7:22)

Natán sabía que el Rey estaba ansioso por sacar el Arca de la tienda del Tabernáculo y ponerla en un lugar mejor e incluso más elaborado. “Anda, y haz todo lo que está en tu corazón, porque Jehová está contigo”, le respondió a David (vers.3).

Pero esa misma noche, el Señor le dio a Natán una visión con un mensajero que cambió todo el plan. David había sido un hombre de guerra y había derramado tanta sangre que no podría construir una casa para Dios.

El señor le prometió estar con él y que tendría un hijo llamado Salomón, que construiría el Templo. Con la garantía del respaldo del Cielo mismo, Dios dijo que el reino de David duraría para siempre. Esto significaba que, aunque los israelitas se rebelaran y el Templo fuera destruido, el reino de David, que se había establecido sobre el amor por el Señor, duraría por toda la eternidad.

A la mañana siguiente, Natán tenía que decirle a David que en realidad no podía construir el Templo. Para una persona que no ama al Señor, esto sería vergonzoso de contar, porque tendría que admitir que cometió un error. Pero Natán, un verdadero hombre de Dios, estaba feliz de poner a un lado su propia opinión y revelar lo que Dios le había dicho.

David, por supuesto, podría haber lloriqueado y pataleado, quejándose de que era injusto que el Señor le negara el cumplimiento de su gran sueño. Construir un templo para el Señor traería honor al Rey y gloria a su gobierno; y ahora tenía que abandonar esa idea. ¿Cómo reaccionó David? Estaba listo y dispuesto a someterse a la voluntad de Dios.

David se regocijaba porque Dios todavía guiaba su vida. Estaba feliz porque Dios lo había llamado de pastor de ovejas a ser rey de Israel.

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