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martes, 24 de mayo de 2016

Matutina de Menores: Mayo 24, 2016

EL VALOR VIENE POR LA MEMORIA


David se  fortaleció en Jehová su Dios. 1 Samuel 30:6 



David se encontraba a sí mismo en un verdadero caos. Olvidándose temporariamente del poder de Dios, había huido a los filisteos para escapar de Saúl. Ahora, los filisteos estaban marchando para
pelear contra Israel, ¡y David y sus  hombres estaban marchando con ellos!
“¿Qué están haciendo estos hebreos aquí?, le preguntaron los príncipes al rey Aquis. Le recordaron a su Rey que este era el mismo David que había matado a Goliat y a tantos miles de filisteos. Sería altamente peligroso que se les volviera en contra en medio de la batalla. Así que, persuadieron a Aquis para que enviara a David de regreso. De esta manera, fue liberado de la trampa.
Después de tres días, David y sus hombres llegaron de regreso a Siclag, donde había dejado a sus familias desguarnecidas. Pero ¡qué espectáculo los saludó! La ciudad había sido invadida por los bandidos amalecitas, que habían incendiado y a todas las mujeres y los niños como esclavos. Los  hombres se sentaron y lloraron. Sin embargo, pronto sus lágrimas ardieron de enojo. ¿Por qué su líder David decidió dejar Siclag expuesta mientras marchaban con los filisteos? Cuando más pensaban en esto tanto más se enojaban, hasta que estuvieron dispuestos a apedrearlo.
David había escapado de un problema pequeño únicamente para enfrentarse con uno más grande que el anterior. ¿Qué hacer? David hizo lo mejor posible en tal situación. Se “fortaleció en el Señor, su Dios”. Esto es, repasó todo lo que Dios había hecho por él en el pasado.
Entonces, David llamó a Abiatar, el sacerdote, para preguntar a Dios si debía perseguir a los ladrones. Pronto vino la respuesta: “Síguelos, porque ciertamente los alcanzarás, y de cierto librarás a los cautivos” (1 Samuel 30:8).
Doscientos hombres de David estaban exhaustos y no pudieron continuar, pero los cuatrocientos restantes, con David a la cabeza, siguieron adelante. En el camino, encontraron a un muchacho egipcio esclavo que había sido abandonado por los crueles amalecitas, para morir. David le prometió protección si le decía dónde estaban los invasores.
Los bandidos del desierto se habían detenido para tener una fiesta de celebración. David y su guerrero se abalanzaron sobre ellos en un sorpresivo ataque, y rescataron a sus familias y recuperaron todos sus bienes.

Obtuvieron la victoria la disposición de David de recordar cómo había sido Dios con él antes.

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