Buscar...

sábado, 14 de mayo de 2016

Matutina de Menores: Mayo 14, 2016

CONFIANDO EN LA HORA DEL TERROR


Escucha, oh Dios, la voz de mi queja; guarda mi vida del temor del enemigo. Salmo 64:1.



Definitivamente, David podía escribir de primera mano sobre la habilidad de Dios para proteger. Un día, mientras estaba tocando música para el Rey, Saúl lo
interrumpió al arrojarle una lanza, pero falló. A esta altura, Saúl estaba en tal estado de agitación por los celos que no podía pensar en nada más que en matar a David.

Esperando que David pereciera en la batalla, de manera que no sería culpado por su muerte, el Rey lo hizo capitán sobre mil soldados. No funcionó. El futuro rey se hizo aún más popular con el ejército y con el pueblo. Así que, Saúl volvió a maquinar algo. Esta vez prometió a su hija mayor como esposa si David llevaba a cabo una guerra aún más fuerte contra los filisteos. Pero, cuando el joven tuvo éxito en esto, Saúl mostró su falta de sinceridad casando a su hija con otra persona.

Luego Mical, la hija menor de Saúl, se enamoró de David.

Cuando Saúl se enteró, se puso muy contento. Ahora tendría otra oportunidad para matar a este joven extremadamente popular. Saúl instó a sus siervos a cuchichear el rumor de que realmente quería a David como yerno. Pero, cuando David lo oyó, temía no poder pagar el precio usual por una esposa, como era la costumbre de aquellos días.

“Puedes tener a Mical por esposa si matas a cien filisteos”, dijo el Rey, seguro de que esto sería imposible y que David, sin duda, moriría. David respondió matando el doble de lo pedido y regresó sin problemas a reclamar a Mical.

Conmocionado y disgustado, el último recurso de Saúl era hacer público su deseo de deshacerse de David. Le ordenó a Jonatán que él y sus siervos mataran a David. Como Jonatán amaba tanto a David, se apresuró a decirle a su amigo que se escondiera mientras él mismo intentaba hablar con su padre sobre el tema. Las palabras de Jonatán parecieron tener un efecto sobre Saúl, y David fue traído de regreso a la corte otra vez. Pero no duró mucho.

Cuando David regresó con otra victoria más sobre los filisteos, los celos furiosos de Saúl habían alcanzado una histeria tal que juró que mataría a su yerno por la mañana. Mical escuchó el plan, y ayudó a su esposo a escapar por la ventana.

Ahora, la única defensa de David estaba en el Señor, su Dios.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario