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martes, 11 de agosto de 2015

Matutina de Menores: Agosto 11, 2015

Una venganza fuera de serie


Experimenta: ¿Te quisieras vengar de alguien? Dios puede hacerse cargo de lo que sientes y de quien te ha causado daño.

Los soldados sirios estaban en medio de la ciudad de Samaria, esperando que el rey de Israel se vengara. ¡Estaban en sus manos! Podía hacer con ellos lo que quisiera.

¡Pero Dios lo había capturado, no él! Se los había entregado con ceguera, directamente en manos de Eliseo. ¿Sería justo causarles daño? ¿O matarlos, como se acostumbraba en esos casos?

De ninguna manera. Dios había ganado ya esa batalla. Por esa razón, Eliseo dijo al rey que no hiriera a los sirios. Es más, le dio una mejor idea: «Sírveles comida y agua, y después déjalos que se vayan» ¿Por qué, si parecía una excelente oportunidad para vengarse y acabar con quienes primero habían pretendido invadir y lastimar a Israel?

El monarca israelita reconoció que Dios había hecho todo el trabajo. Eliseo meramente había sido el guía que oraba; el criado, un espectador en la tribuna; el rey de Israel y su ejército, ¡ni siquiera habían entrado en acción! Así que lo justo era obedecer las instrucciones de Dios.

Todos se movilizaron en el palacio de Samaria. Era hora de servir un banquete a sus enemigos. Después de disfrutar el festejo todos juntos, los de Samara y los de Israel, llegó la hora de despedirse. El ejército Sirio regresó al palacio de su rey. El ambiente de guerra cambió a risas y agradecimiento a quienes les habían perdonado la vida. El rey de Siria debió sorprenderse tanto, que hasta ordenó que durante su reinado nadie molestara a Israel.

«Eliseo respondió: “No, no los mates. ¿Acaso acostumbras matar a quienes has hecho prisioneros con tu espada y con tu arco? Dales de comer y beber, luego devuélvelos a su señor”» (2 Reyes 6:22)

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