Jehová es mi Pastor
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. Isaías 41:10
Es maravilloso experimentar el cuidado y la protección de Dios en nuestra vida. En la madrugada del 10 de agosto de 2009, el Señor llamó al descanso a mi esposo, el pastor Flavio E. Villarreal. Desde entonces, he experimentado el dolor de la separación. Aunque los primeros años fueron muy difíciles, llenos de incertidumbre, tristezas y vacío, mi Dios poco a poco fue llenando mi vida de esperanza y gozo. Con el paso del tiempo, el Señor me ayudó a aceptar mi nuevo estado; me apoderé de sus promesas y entendí, con mayor claridad, que él es mi Ayudador, mi Sustentador y, en pocas palabras, mi todo. Sé que se preocupa por mi bienestar, porque durante este tiempo ha suplido mis necesidades.
Sin temor a equivocarme, puedo decir que su vida fue una carrera victoriosa. Yo sé que, junto con el apóstol Pablo, mi esposo pudo decir: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida” (2 Tim. 4:7, 8).
Durante los años que pasé junto a mi esposo, aprendí, por precepto y por ejemplo, el poder de la humildad, la bondad, la amabilidad y el perdón. Él nunca le guardó rencor a nadie, y su vida de servicio, estudio y oración todavía nos motiva a seguir hacia delante y a apreciar lo bueno que el Señor nos da. Miremos esperanzadas la gloriosa mañana de la resurrección cuando tendremos el gozo de ver venir a nuestro amante Salvador en gloria y majestad. Él vendrá a buscar a los redimidos de todas las edades.
Ruego a Dios que me permita, junto con mis familiares, mis amigos y todas ustedes, estar en ese grupo selecto.
¡Preparémonos para el encuentro con nuestro Dios, pues vendrá pronto!
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