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miércoles, 1 de abril de 2015

Matutina de la Mujer: Abril 1, 2015

Bromas fatales


Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo. Filipenses 1:27



Mely era una amiga evangélica que teníamos cuando vivíamos en Miami, Estados Unidos. Era una persona muy alegre y jovial, fiel y comprometida con sus creencias. Cierto domingo de mañana, Mely asistió a su iglesia. Después del servicio, la congregación se reunió para almorzar. Luego de servirse, Mely regresó a su lugar, retiró un poco la silla y apoyó su plato sobre la mesa. Pero, mientras tanto, un joven insensato retiró la silla y Mely, cuando quiso sentarse, se cayó al piso. La llevaron al hospital y, después de examinarla, dijeron que tenía una pequeña contusión al final de la columna. Le dieron analgésicos y la enviaron a su casa para que reposara unos días. Una semana después, le descubrieron un coágulo en el cerebro, ocasionado por el golpe, y que le provocó un derrame que puso fin a su vida. Es evidente que la persona que le hizo la broma no tenía intención alguna de causarle la muerte a nuestra amiga; sin embargo, su broma insensata y cruel le costó la vida a Mely.

 Hace varios años, Pedro, un adolescente de diecisiete años, miembro de nuestra iglesia en California, salió de su casa en su moto, seguido por un grupo de amigos que iban en una camioneta. En la carretera, los amigos comenzaron a bromear con él. Lo perseguían muy de cerca y amagaban con atropellarlo. Pedro, para evadirlos, se cambiaba de carril, manejando en zigzag. De pronto, al ver que el vehículo de sus amigos casi tocaba su moto, hizo un movimiento brusco, perdió el control y fue a estrellarse contra la barrera divisoria de la carretera. Lo llevaron al hospital y falleció pocas horas después.

El Señor dice en su Palabra que debemos ser bondadosos y misericordiosos unos con otros. Muchos son los hogares enlutados por la insensatez de algunas personas que, sin pensar en las consecuencias, hacen esta clase de bromas terribles. ¿Qué hay detrás de todo esto? Podríamos escribir un libro entero acerca de la agresividad que muchos llevan adentro, pero hoy solo quiero recordarles estas sabias palabras de nuestro Salvador: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros” (Juan 13:34).

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