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martes, 10 de febrero de 2015

Matutina de Jóvenes: Febrero 10, 2015

Un cambio de naturaleza


Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos. Génesis 3:7



¿Es el hombre naturalmente bueno, y son las imposiciones artificiales de la sociedad las que lo hacen “extraviarse de sí mismo” y producen los males que hay en el mundo? ¿Somos seres esencialmente divinos, pero ignoramos los poderes que llevamos dentro, y solo necesitamos educación o un “conocimiento superior”?

La Revelación del Dios infinito en sabiduría nos dice cómo es realmente nuestra condición. Como vimos, Dios creó originalmente al hombre a su imagen y semejanza; pero, precisamente por ser semejante a Dios, con la libertad de elegir a cada paso qué hacer con su vida. En el momento en que el hombre y la mujer decidieron -seducidos por la propuesta existencial de Satanás de ser autónomos con respecto a Dios- desconfiar del Creador y desobedecer su Ley, experimentaron un cambio en su naturaleza espiritual y moral. Antes de pecar, “estaban desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban” (Gén. 2:25), porque no había nada de qué avergonzarse. Y no solo porque el cuerpo humano no tiene nada de malo, ya que fue creado así por Dios, sino también porque no había malicia en su mirada, en sus intenciones y sentimientos. Pero, apenas pecaron, “fueron abiertos sus ojos, y conocieron que estaban desnudos”. Su naturaleza moral cambió. Se instaló el pecado, el mal, la degradación moral. Su visión de la realidad cambió. Perdieron la inocencia, la pureza de pensamiento y sentimiento.

A partir de este inicio en el experimento de la rebelión, el hombre posee una naturaleza caída, que la Biblia llama “la carne”, “lo carnal”.

Lejos de ser cierto el dicho popular que aparece tanto en nuestra cultura: “Hazle caso a tu corazón; él nunca se equivoca”, la Biblia afirma: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso” (Jer. 17:9).

¿Necesitas educación para crecer como ser humano? Obviamente. ¿Necesitas autodesarrollo, para desplegar tus potencialidades? Por supuesto que si. Pero no basta con esto, porque cargas con una naturaleza caída, egoísta, perversa, que necesita una transformación de origen sobrenatural que te purifique, libere y eleve a un plano superior de existencia; que te restaure a la imagen de Dios perdida en el Edén.

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