Buscar...

domingo, 25 de enero de 2015

Matutina de Menores: Enero 25, 2015

Se cierran los ojos


Experimenta: ¿Hay alguna situación en tu vida que necesita ser resuelta?¿Has dejado pasar el tiempo pensando que se resolverá sola?

Nuestro cuerpo lleva a cabo muchos trabajos sin que nos demos cuenta. Nuestro corazón late, nuestros pulmones nos hacen res­pirar y nuestros párpados suben y bajan, cierran y abren nues­tros ojos sin que tengamos la intención.

Parpadeamos porque nuestros ojos lo necesitan. Así descansan, se limpian y protegen de la luz o alguna lesión. Al parpadear aproxima­damente quince veces por minuto, nuestros párpados extienden el líquido que hay en los conductos lagrimales y eliminan todo lo que pueda irritar los ojos. Es interesante saber que los bebés no necesitan parpadear mucho.

Si te concentras puedes dejar de parpadear durante algunos se­gundos, pero inmediatamente sentirás molestias debido a la reseque­dad en tus ojos. Debes saber que parpadear demasiado, o muy poco, puede ser síntoma dé algún problema de salud. Así que si crees que no parpadeas normalmente, mejor consulta a un oftalmólogo, el mé­dico especialista en ojos.

¿Has sentido alguna vez la necesidad de cerrar los ojos y apretar­los? Seguramente ha sucedido después de que estuviste mucho tiempo frente al televisor o la computadora, después de leer o cuando tienes sueño. Es porque los ojos cansados necesitan parpadear más y por tan­to descansar.

En la vida diaria debes estar alerta. Demasiados parpadeos por el cansancio o flojera pueden dar oportunidad al enemigo de Dios para que te cause problemas.

En el versículo de hoy Dios nos recomienda que si hay alguna si­tuación que necesitemos resolver, no debemos dejar que nuestros párpados se cierren hasta quedarnos dormidos, sino que debemos levantarnos y hacer lo que esté a nuestro alcance para resolver nues­tro problema. No dejes que pase el tiempo. Habla con la persona con quien te peleaste, paga el dinero que debes, haz tus tareas pendien­tes, pide perdón a quien has ofendido, abraza a tus padres, entrega tu vida a Jesús antes de que tus párpados se cierren para siempre.

«No te duermas, no te des ni un momento de descanso” (Proverbios 6:4)


No hay comentarios.:

Publicar un comentario