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miércoles, 17 de diciembre de 2014

Matutina de Menores: Diciembre 17, 2014

Canta Aleluya


«Todos los reyes del mundo te alabarán al escuchar tus promesas. (Salmo 138: 4)



Los más encumbrados de Gran Bretaña estuvieron presentes en el Covent Garden Theatre de Londres esa noche de 1743. No solamente porque el famoso compositor Hándel iba a presentar El Mesías, sino porque el rey Jorge II estaría allí. Tras bambalinas, los músicos estaban esperando que se levantara el telón. ¿Le gustaría la obra al rey? Su opinión podía levantar o hundir carreras. Aunque al público de Irlanda le había encantado El Mesías, no había garantías de que fuera aceptado en Londres. Y eso dependía por completo de los caprichos del rey Jorge II.

Finalmente se abrió el telón y comenzó el concierto. Durante la primera mitad, ni espectadores ni intérpretes vieron ninguna reacción del rey, pero al final de la segunda parte del oratorio, cuando se escucharon los primeros acordes del coro, no hubo dudas sobre su opinión. Todos los presentes, siguiendo el ejemplo del monarca, se pusieron en pie y permanecieron de pie hasta el final del coro. Uno de los asistentes describió la experiencia: «Ante tanta majestad y poder, los reyes terrenales y los líderes civiles se desvanecieron hasta la insignificancia».

Desde esa época, cada año, durante la temporada navideña, tanto reyes como gente normal de todo el mundo oye El Mesías de Hándel. Y cuando comienzan los primeros acordes del coro, se ponen en pie para honrar al Rey de reyes y Señor de señores.

Leticia Hawkins, hija de un famoso historiador de la música, relató que, cuando le preguntaron a Hándel acerca de cómo había compuesto el «Coro Aleluya», contestó: «En mis pensamientos veía todo el cielo delante de mí, y al mismísimo Dios».

¿Qué cantarán los hijos de Dios cuando se acerquen a las puertas del cielo por primera vez? ¿Qué cantarán los ángeles cuando les den la bienvenida? Imagina cómo será el cántico cuando estemos delante del trono de Dios y le cantemos nuestras alabanzas y agradecimiento. Cuando escucho El Mesías de Hándel siento que ya estoy allí. Quisiera que ese sentimiento nunca terminara.

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