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miércoles, 31 de diciembre de 2014

Matutina de Adultos: Diciembre 31, 2014

Las piedras viejas todavía hablan


Fue allí, en Gilgal, donde Josué apiló las doce piedras que había tomado del río Jordán. Entonces Josué les dijo a los israelitas: “En el futuro, sus hijos preguntarán: ‘¿Qué significan estas piedras?’ Y ustedes podrán decirles: ‘Aquí es donde los israelitas cruzaron el Jordán sobre tierra seca”. Josué 4:20-22, RSV.



Comenzamos el viaje de nuestro año a través de la historia adventista con este texto. No es casual que cerremos con él. La verdad de Dios no ha cambiado con el paso del tiempo. La Biblia es un libro histórico. Delinea los grandes momentos de la historia de la salvación desde la Creación hasta la Segunda Venida.

De modo que la Biblia es un libro de los recuerdos de la maravillosa conducción de Dios para con su pueblo.

Y esa conducción no ha concluido. Sigue y seguirá, hasta ganar la victoria final. Es cuando las iglesias pierden el sentido de la importancia y la realidad de la conducción de Dios en su historia pasada cuando están en problemas. Así como ocurrió en los tiempos bíblicos, así también es hoy.

Y no fue casual que la anciana Elena de White alertara a sus lectores sobre el tema: “Como he participado en todo paso de avance hasta nuestra condición presente, al repasar la historia pasada puedo decir: ‘¡Alabado sea Dios!’ Al ver lo que el Señor ha hecho, me lleno de admiración y de confianza en Cristo como director. No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada” (NB 216).

¡A menos que olvidemos! Como adventistas del séptimo día, no tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la conducción de Dios en nuestro pasado.

La senda del pasado indica el camino hacia el futuro. Cuando los cristianos se olvidan de la conducción pasada de Dios, también pierden su sentido de identidad en el presente. Y esa pérdida de identidad ocasiona una pérdida de misión y de propósito. A fin de cuentas, si no sabes quién eres en relación con el plan de Dios, ¿qué tienes para decir al mundo?

La historia cristiana, señalamos hace 364 días, está plagada de grupos religiosos que se han olvidado de dónde provienen y, como resultado, no tienen un rumbo para el futuro.

Ahora, al final del año, sabemos que la historia adventista está plagada de grupos muertos y moribundos, y que todos ellos se han olvidado de su pasado profético.

Ese olvido es una de las mayores tentaciones del adventismo del séptimo día. Pero, no tenemos nada que temer del futuro, ¡a menos que olvidemos!

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