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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Matutina de Menores: Noviembre 19, 2014

Tres flores


“De la manera que recibieron a Cristo Jesús como Señor, ahora deben seguir sus pasos. Arráiguense profundamente en él y edifiquen toda la vida sobre él. Entonces la fe de ustedes se fortalecerá en la verdad que se les enseñó, y rebosarán de gratitud” (Colosenses 2:,7 NTV)



Imagínate tres violetas africanas de color intenso y forma perfecta: una hecha de seda, otra recién cortada y otra todavía en la planta. Si tú fueras una de esas tres flores, ¿cuál elegirías ser?

La de seda, con su tallo de plástico, va a permanecer hermosa indefinidamente, pero es falsa, una imitación. No tiene la delicada esencia de las violetas de verdad ni el precioso brillo que da la vida. No siente la calidez del sol en sus pétalos; nunca siente nada. Parecería que es una flor solo por casualidad: el fabricante podría haber utilizado ese mismo material para hacer cualquier otro objeto.

La flor recién tomada de la planta tiene un rico aroma y luce hermosa en el florero favorito de mamá. Una vez que utiliza la “vida” que había en el tallo y en los pétalos, ya no puede alimentarse más. Conozco algunas personas que eligieron ser como violetas cortadas. Dejaron lo que sabían que es correcto y se sienten libres de hacer lo que desean: cuando sus fuerzas vitales se acaban, se marchitan y mueren. No volverán a vivir.

La tercera flor está llena de vida y salud. Emana un dulce aroma, crece hasta su máximo potencial y desarrolla el ciclo de vida designado para una violeta.

La Biblia nos dice que si queremos ser personas hermosas y crecer hasta nuestro máximo potencial, tenemos que estar arraigados en Jesús. Debemos depender de él para estar vivos. Él nos dará fuerza para superar los problemas. Suple los nutrientes que necesitamos para continuar creciendo. Eso es lo que significa estar arraigados con Jesús.

Tú y yo estamos incluso en mejor situación que la violeta unida a sus raíces. Cuando nosotros elegimos estar arraigados en Jesús no desapareceremos para siempre. Dios promete vida eterna para aquellos que están unidos a su Hijo. Y eso significa crecer y florecer por siempre.

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