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viernes, 28 de noviembre de 2014

Matutina de la Mujer: Noviembre 28, 2014

Sueños hechos pedazos


“Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”. Salmo 46:1



¿Sentiste alguna vez que tus sueños se hicieron pedazos? Muchas personas piensan que si nuestro pronto auxilio en sus sueños no se concretan inmediatamente ya no lo lograrán. Por lo tanto, dejan de disfrutar lo que tienen en la mano y lo que están viviendo en ese momento. Ponen su confianza en las circunstancias, la suerte o en su propia capacidad, en lugar de depositar sus sueños y proyectos en las manos de Dios. La consecuencia es el estrés, el sufrimiento, la desilusión, la sensación de fracaso irreversible.

Con los sueños rotos la vida se les hace cuesta arriba, se les llena de dolores, pensamientos negativos, sentimientos de victimización y sufren. Sufren tanto que no pueden ver la luz de un nuevo día con alegría ni esperanza. Se han anulado. Los pensamientos negativos les han arrebatado otros sueños, nuevos proyectos, las ganas de luchar. El desaliento las amarga y las absorbe.

Que un sueño se haya roto no significa que la vida se haya ido con él. El Señor te dará mil más donde ahora no ves ninguno. Solo necesitas conservar la fe y la confianza en tu Padre, que si es necesario untará los pedazos de tu sueño y te dará otro mejor.

Hace poco, reflexionando, traté de recordar cuántos sueños he dejado de realizar… No sé. He perdido la cuenta. Solo sé que, al entregarle mi vida al Señor, realicé otros que no estaban en mis planes ni podía imaginarlos. Las bendiciones de Dios fueron cayendo a mi vida de una manera milagrosa y sorprendente, y si no hubiera confiado en ese gran amor, habría dejado de ver y disfrutar todo lo que el Señor tenía para mí y mi familia.

Uno de mis más preciados sueños está relacionado con mi carrera. Cuando estaba a punto de retomarlos, tuve que dejarlos porque nos volvieron a cambiar de país y se me hizo imposible. ¡Empezar todo de cero! Tantos años de estudio e investigación, tantas horas de lectura, tantas noches en vela y mi sueño volvió a quedar atrás… No lo he logrado todavía, pero sí he logrado otros que me han permitido ver lo que antes estaba velado.

Amiga, no abandones tus sueños. Si alguno se te ha roto, entrégale los pedazos al Señor y él te dará uno nuevo y mejor.

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