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jueves, 20 de noviembre de 2014

Matutina de Adultos: Noviembre 20, 2014

Mujeres del Espíritu -1


Ya no hay [...] varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Gálatas 3:28.



“Ella ha logrado más en los últimos dos años que ningún pastor en este Estado [...]. Estoy [...] a favor de darle [una] licencia a la señora Lulu Wightman para predicar, y si el hermano W. es un hombre con capacidad, y trabaja con su esposa y promete ser un obrero exitoso, estoy a favor de darle una licencia a él también”. Esas fueron las palabras que el pastor S. M. Cobb escribió al presidente de la Asociación Neoyorkina en 1897.

Como la mayoría de los pastores adventistas sistemáticamente habían sido varones, muy pocos han reconocido la contribución a la iglesia hecha por mujeres que han trabajado como pastoras y en otros cargos oficiales.

El rol de Elena de White, por supuesto, fue fundamental para el establecimiento y el desarrollo del adventismo. Aunque la iglesia nunca la ordenó formalmente, ya en 1872 la inscribió como pastora con credencial ministerial. Como creía que su ordenación provenía de Dios, no parece haber estado preocupada por la imposición de manos humanas. Sin embargo, lo indudable es que ella fue la pastora más influyente que haya servido alguna vez a la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

Muchas otras mujeres participaron a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX como pastoras con credencial ministerial. Una de las primeras debió haber sido Sarah Lindsay, acreditada en 1872. Los Yearbook [Anuario] de nuestra iglesia enumeran a más de veinte mujeres más como pastoras con credencial ministerial entre 1884 y 1904: las dos primeras décadas del Yearbook.

A pesar del hecho de que esas mujeres, en ocasiones, enfrentaron discriminación, a menudo hicieron grandes contribuciones a la iglesia.

Minnie Sype, por ejemplo, estableció al menos diez iglesias. Y, además de su obra evangélica, realizó tareas pastorales como bautizar, casar y dirigir funerales. En una ocasión en que fue atacada porque presumía de predicar, como mujer, Minnie respondió que, después de su resurrección, Jesús había comisionado a María a fin de que notificara a los discípulos que él estaba vivo. Minnie afirmó que ella estaba siguiendo los pasos de María, al contar a la gente que Jesús no solo había resucitado, sino también viene otra vez.

Dios puede usar tanto a hombres como a mujeres para difundir la buena noticia de la salvación en Cristo. De eso se trata el ministerio. La iglesia estaría mejor si tuviese más mujeres y hombres efectuando el ministerio del Salvador resucitado.

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