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martes, 28 de octubre de 2014

Matutina de Adultos: Octubre 28, 2014

El surgimiento de las escuelas primarias adventistas -2


Yo lo he elegido [a Abraham] para que instruya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto. Génesis 18:19.



La educación para la fe tiene una larga historia en el ámbito judeocristiano. De hecho, Dios escogió, o separó, a Abraham, el padre de los fieles, debido a su disposición a educar a su familia en los caminos y las enseñanzas del Señor.

Pero, por más que en la Biblia se haya establecido hace mucho tiempo el mandato de educar a nuestros hijos en la fe, este se despertó tardíamente en el adventismo del séptimo día. La iglesia dejaría pasar más de cincuenta años después del Gran Chasco de 1844 antes de comenzar a desarrollar un sistema de educación primaria.

El estímulo, como vimos ayer, provino de los llamados de Elena de White desde la remota Australia, para formar escuelas de iglesia locales aunque la congregación apenas tuviese seis niños para que asistieran.

En los Estados Unidos, personas como Edward Alexander Sutherland y Percy T. Magan, los líderes reformistas que trasladaron el Colegio de Battle Creek al campo en 1901, se tomaron en serio la amonestación. Años después, Sutherland recordó, con un poco de exageración: “Magan, la señorita DeGraw y yo prácticamente al final de cada semana conseguíamos un maestro y salíamos a establecer tres escuelas antes del lunes de mañana”.

Sea o no esto exagerado, las estadísticas sobre la educación primaria adventista se dispararon prácticamente hacia arriba, a partir de la segunda mitad de la década de 1890. Observa la curva: en 1880, la iglesia tenía 1 escuela primaria, con 1 maestro y 15 alumnos; en 1885, tenía 3 escuelas, con 5 maestros y 125 alumnos; en 1890, 7 escuelas, con 15 maestros y 350 alumnos; en 1895, 18 escuelas, con 35 maestros y 895 alumnos; y en 1900, 220 escuelas, con 250 maestros y 5.000 alumnos. Y el crecimiento no se detuvo allí. Para 1910, los números habían crecido a 594 escuelas, con 758 maestros y 13.357 alumnos. En 2006, las cifras estaban en 5.362 escuelas, 36.880 maestros y 861.745 alumnos.

El movimiento de las escuelas primarias también estimuló la expansión en la educación secundaria y superior de la iglesia. En parte, ese crecimiento se suscitó debido a la creciente necesidad de maestros adventistas. Pero, lo más importante es que el movimiento de escuelas primarias dio publicidad a la creencia de que cada joven adventista debía tener una educación cristiana.

Gracias, Señor, por nuestro sistema educativo. Ayúdame a hacer mi parte para auxiliar a cada joven de mi congregación a fin de que obtenga una educación que lo capacite para la eternidad.

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