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sábado, 13 de septiembre de 2014

Matutina de Menores: Septiembre 13, 2014

EL SERRUCHO DEL MÉDICO


«A uno de ellos le entregó cinco mil monedas, a otro dos mil y a otro mil: a cada uno según su capacidad» (Mateo 25: 15).



Para mí la parte difícil de este tema de los talentos no tiene tanto que ver con lo que Dios me dio, sino con la forma en que los utilizo. Respecto a los talentos es válido el refrán que dice: «Si no lo utilizas, lo perderás». El gran director de orquesta y pianista Leonard Bernstein dijo en cierta ocasión: «Si dejo de practicar un día, yo puedo notar la diferencia en la forma en que toco. Si dejo de practicar una semana, mi esposa podrá notarlo. Si dejo de practicar un mes, todo el mundo lo notará».

Los jugadores profesionales de tenis practican jugando. Los nadadores practican nadando. Incluso los catadores practican probando los productos en los que se especializan. «Si no lo utilizas, lo perderás». Es un hecho: si estás practicando para correr en una carrera, deberás pasar menos tiempo en la cancha de baloncesto. Si estás estudiando para los exámenes finales debe­rás dejar la computadora por algún tiempo.

El Dr. E. es un ejemplo de alguien que se enfoca en una destreza, a la vez que mantiene vigentes sus otras habilidades. Mientras estudiaba Medicina tenía muy poco tiempo para su segundo amor: tocar el serrucho. Ahora bien, Dios no esperaba que el Dr. E. se convirtiera en médico y profesional del se­rrucho. Sin embargo, su interés en ese sencillo instrumento ha sido una ben­dición para él y para quienes le rodean. Los viernes en la noche el Dr. E. se relaja interpretando hermosas melodías espirituales, y los sábados en la ma­ñana comparte su talento. Mientras que sus energías deben mantenerse en­focadas en los asuntos médicos, él continúa utilizando su destreza para crear música en el serrucho con el fin de ser una bendición para los demás.

Dios tiene un propósito para cada uno de tus talentos, no importa lo peque­ño que sea. Si estás dispuesto o dispuesta a utilizar cada uno de ellos para la gloría de Dios, él los hará crecer; al igual que los siervos que duplicaron sus ta­lentos y que luego fueron recompensados por su amo. De la misma forma Dios te recompensará aumentando tus talentos, tentó en cantidad como en calidad.

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