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lunes, 15 de septiembre de 2014

Matutina de Adultos: Septiembre 15, 2014

Dos clases de justicia -3


Todas nuestras justicias [o “mejores obras”, TLA] como trapo de inmundicia. Isaías 64:6.



¿Será así?

Esa es la postura asumida por Waggoner, ante el énfasis de Smith y sus amigos sobre la justificación por obras. “La justicia humana”, escribió Waggoner, “no tiene más valor que antes, después de que un hombre es justificado”. El cristiano justificado “ ‘por su fe vivirá’ ”. Por lo tanto, “el que tiene más fe vivirá la vida más íntegra”. Eso es cierto, porque Cristo es “ ‘JEHOVÁ, JUSTICIA NUESTRA’ ”. Para Waggoner, la fe lo era todo; y la ecuación de fe + obras = justificación encontró sus raíces en “el espíritu del anticristo”.

Jones se mantuvo firme con Waggoner. En mayo de 1889, por ejemplo, dijo a sus oyentes que la Ley no era el lugar para buscar justicia. “Todas nuestras justicias [son] como trapo de inmundicia”.

Smith se ofendió con esos comentarios. Un mes después, disparó una andanada contra Jones en la Review, titulada “Nuestra justicia”. Observó que algunos de los corresponsales de la Review estaban cayendo en el juego de los que acabarían con la Ley haciendo comentarios acerca de que nuestra justicia son “trapos de inmundicia”. El editor de la Review siguió, diciendo que “la obediencia perfecta a la [Ley] originará justicia perfecta, y que esa es la única manera en que alguien pueda alcanzar la justificación”. Afirmó que “no debemos sentarnos a descansar sin hacer nada, como una masa de inercia en las manos del Redentor [...]. ‘Nuestra justicia’ [...] se da por estar en armonía con la Ley de Dios [...]. Y ‘nuestra justicia’, en este caso, no puede ser trapos de inmundicia”. Concluyó que hay una justicia que “ha de obtenerse haciendo y enseñando los Mandamientos”.

Cuando salió ese artículo, Elena de White estaba predicando que la fe debe venir antes que las obras, en la reunión campestre de Rome, Nueva York. Cuando la gente no podía armonizar lo que ella estaba diciendo con el artículo de Smith, la respuesta de ella fue que el hermano Smith “no sabe de qué está hablando; ve a los árboles como hombres caminando”. Señaló que solo porque Jesús y su justicia son fundamentales en la salvación eso no significa que desechemos la Ley de Dios (Manuscrito 5, 1889). A Smith le escribió diciendo que estaba en una senda que lo llevaría a un precipicio; y que estaba “caminando como un ciego” (Carta 55, 1889).

¿Cómo está nuestra vista espiritual? ¿Tenemos en claro la relación entre la fe y las obras, la Ley y la gracia? Quizá no. Pero, de eso se trató el énfasis de 1888. Las respuestas vendrán al seguir la conducción de Dios a través de este pedacito de historia adventista.

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