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martes, 26 de agosto de 2014

Matutina de Menores: Agosto 26, 2014

LA GRAN CANICA AZUL


«El Señor, con su poder, hizo la tierra; con su sabiduría afirmó el mundo; con su inteligencia extendió el cielo» (Jeremías 51:15).



El telescopio Hubble, llamado así en honor al astrónomo Edwin Hubble, fue enviado al espacio con el fin de estudiar el universo desde un punto fuera de la atmósfera terrestre. Recuerdo que la primera vez que vi algunas fotografías de nuestro planeta tomadas desde el espacio exterior, me pare­ció una inmensa canica azul.

Los científicos nos dicen que la atmósfera terrestre distorsiona e incluso puede cambiar lo que vemos a través de nuestros telescopios. Los astróno­mos han podido descubrir y estudiar vastos sistemas solares con sus estre­llas, lunas y planetas al enviar el telescopio Hubble a una órbita fuera de nuestra embustera atmósfera.

En la actualidad muchos astrónomos calculan que posiblemente existen 10,000,000,000,000,000,000,000 de estrellas en el infinito espacio sideral. Muchas de ellas son muy parecidas a nuestro Sol. Entre tantos soles posi­bles, ellos calculan que debería haber muchos planetas y que algunos de ellos podrían estar ubicados a la misma distancia de su correspondiente sol contando con suficiente luz y calor para que haya vida en ellos. Calculando la distancia, la luz y el calor, y concediéndoles a esos planetas una probabi­lidad de uno en 1 millón, los cálculos indicarían que podría haber un mínimo de 10,000 planetas habitados. ¿Qué te parecen esas probabilidades? ¡Es un gran número de canicas!

Como cristianos, podríamos estar de acuerdo con esos científicos. Un Dios tan generoso como el nuestro, que ama dar buenas dádivas a sus hijos, debe también disfrutar inmensamente cuando crea otros planetas y otras criaturas a su imagen. Un día, muy pronto, él ha prometido llevarnos a pla­netas nunca vistos y no conocidos, no contando con la ayuda de un cohete espacial, sino mediante su maravilloso poder creador.

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