Buscar...

viernes, 15 de agosto de 2014

Matutina de Menores: Agosto 15, 2014

UN VERDADERO CAMPEÓN


«No te dejes vencer por el mal. Al contrarío, vence con el bien el mal» (Romanos 12: 21).



«¿Qué va a ser de él?», se preguntaban las maestras de la escuela primaria de El Cajón, en California. El chico se sentía solo y abandonado. Era mitad samoano y mitad sueco y había sido dado en adopción por sus padres, que apenas tenían quince años. Debido a su dislexia, los demás chicos le ponían sobrenombres, y a causa de su piel cobriza, los vecinos se mofaban de él.

Comenzó a fumar a los ocho años. Cuando tenía trece, sus padres adop­tivos lo devolvieron a las autoridades tras encontrar sustancias prohibidas en su habitación. A lo largo de su adolescencia, bebía tanto que se catalogaba a sí mismo como alcohólico. Todos, incluyendo sus padres adoptivos, creían que tendría suerte si llegaba a la edad adulta. Pero Greg los hizo quedar mal cuando descubrió sus talentos para el clavado.

En 1976, cuando tenía dieciséis años, Greg Louganis compitió en sus primeros Juegos Olímpicos en Montreal, Canadá. En ellos obtuvo una medalla de plata. En 1984 y en 1988 obtuvo dos medallas de oro en cada oca­sión. La medalla de los Juegos de 1988 tuvo mayor importancia ya que se había golpeado la cabeza en el trampolín durante una ronda preliminar. Pero se repuso para ganar el oro, a pesar del accidente. Su perseverancia, dedicación y sacrificio lo convirtieron en un campeón.

No sé si Greg acudió a Dios en busca de fortaleza, pero estoy segura de que no permitió que las expresiones de odio, los hábitos destructivos y la gente mal intencionada lo hicieran fracasar. En su lugar, venció el mal con el bien, aunque tuvo que luchar mucho en un primer momento de su vida.

Tú y yo podemos hacer lo mismo, sin importar el hábito que tengamos, sin importar lo que los demás digan o piensen de nosotros. Un beneficio adicional que obtenemos al depender de la fortaleza de Dios es que ¡nuestro éxito está garantizado! La medalla de oro que tienes reservada en las olimpíadas del cielo ya tiene tu nombre grabado. Por tanto, ¡no te rindas, pronto tendrás el oro!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario