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lunes, 14 de julio de 2014

Matutina de Menores: Julio 14, 2014

Batman


«Ustedes antes vivían en la oscuridad, pero ahora, por estar unidos al Señor, viven en la luz. Pórtense como quienes pertenecen a la luz» (Efesios 5: 8)



Algunos compañeros de su escuela lo llamaban Batman, porque Jonathan se costeaba parte de sus estudios recolectando murciélagos para venderlos al Departamento de Biología de una universidad. El profesor Engels había recibido una beca del gobierno para hacer experimentos sobre la capacidad de los murciélagos para navegar en la oscuridad. Por ese motivo pagaba a algunos chicos para que atraparan murciélagos.

Una mañana de domingo, todos los miembros del equipo de Jonathan se excusaron diciendo que no podían ir ese día a las cuevas. Jonathan se dio cuenta de que debía cancelar la salida, ya que no es recomendable explorar una cueva en solitario. Sin embargo, tras dejar una nota en su escritorio, se fue solo. Como medida de seguridad llevó dos linternas adicionales.

Cada vez Jonathan tenía más murciélagos y, a medida que llenaba reci­pientes, los dejaba recostados a la pared para recogerlos a la salida. Mien­tras intentaba alcanzar un murciélago que estaba en una estalactita muy por encima de su cabeza, Jonathan resbaló y se cayó. Su casco golpeó las rocas y la luz se apagó. El cuerpo de Jonathan terminó en un charco de agua fría.

Las tinieblas lo rodeaban y casi parecieron ahogarlo antes de que pudiera tomar una de las linternas de su cinturón. Cuando trató de encenderla, se dio cuenta de que el bombillo se había roto en la caída. La segunda linterna tampo­co funcionó. De repente, tuvo miedo. Luego sacó una de las linternas de re­puesto que llevaba en su mochila y sintió un gran alivio cuando la luz disipó las tinieblas de la cueva. Agradecido por aquella luz y por la otra linterna de re­puesto que aún había en su mochila, Jonathan encontró la salida de aquel labe­rinto de túneles. Mientras tanto, entonaba una canción que años antes había aprendido en la Escuela Sabática: «Esta lucecita mía, la dejaré brillar». Además oraba para que su linterna continuara brillando.

(Continuará…)

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