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jueves, 3 de julio de 2014

Matutina de Adultos: Julio 3, 2014

Pensamientos sobre el estilo de vida y la doctrina -1

 

Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. Salmo 25:4.

 
 
Quizás hayas notado, en nuestras lecturas de los últimos meses, que Elena de White asumió un papel más amplio en el ámbito de las prácticas del estilo de vida adventista que en la formación de las doctrinas. En la formación doctrinal, el procedimiento consistía en el estudio bíblico hasta crear un consenso general. A esa altura, ella a veces recibía una visión que reafirmaba el consenso y ayudaba a quienes todavía tenían interrogantes para aceptar la exactitud de las conclusiones del grupo derivadas de la Biblia. Así que, bien podemos pensar que la participación que tuvo la señora de White en la formación doctrinal fue de confirmación, y no de iniciación.

Ese no es el caso de su participación en el ámbito del estilo de vida adventista. Pero, antes de avanzar con ese tema, deberíamos reconocer algunas diferencias entre la esfera del estilo de vida y la de la doctrina.
 
Aunque los adventistas del siglo XXI tienden a ver las cuestiones doctrinales y del estilo de vida como de igual magnitud, esa no era la postura de los fundadores de la iglesia. Mientras que elaboraron trabajosamente las doctrinas básicas mediante el intenso estudio de la Biblia y realizaban congresos para lograr un consenso, el desarrollo del estilo de vida siguió una pauta un tanto diferente.
 
Quizá la diferencia giraba en torno al hecho de que las doctrinas definen a una confesión religiosa. Por lo tanto, la doctrina, entre los primeros adventistas sabatarios, era una cuestión crucial, y recibió mucha atención. Por otro lado, los elementos del estilo de vida tienden a ser preocupaciones de segundo orden. Muchas cuestiones del estilo de vida no son determinantes tan básicos de la identidad de una confesión religiosa, ya que son modos de vida que facilitan su misión en la difusión de su mensaje doctrinal.
 

Desde esta perspectiva, la reforma pro salud permite que las personas den un mejor testimonio y que sean mejores misioneras, y permite que las personas sanadas lleguen al lugar donde puedan entender mejor el evangelio. Asimismo, la educación cristiana facilita el desarrollo de los miembros de iglesia en forma individual y de los predicadores evangélicos. Una vez más, el diezmo y el dar con sacrificio no solo permiten que la gente refleje el carácter de aquel que amó tanto que dio a su Hijo unigénito, sino también promueve la misión de Dios en la Tierra.

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