Buscar...

domingo, 1 de junio de 2014

Matutina de la Mujer: Junio 1, 2014

Metas al servicio de Dios

 

“Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa” Isaías 41:10 NVI.

 
 
Donde Dios nos llame, ese será el mejor lugar para nosotras. Corría el año 2004. Le había prometido a Dios que pondría a su ser­vicio mi vocación docente. Por varios años dirigí un grupo de alfabetización para adultos donde enseñaba a leer y escribir por medio de la Biblia a per­sonas de un barrio muy pobre y peli­groso de la ciudad de Quito, Ecuador.
 
Dentro del primer grupo que tuve, había una señora y su hijita que, cuando hacíamos las encuestas por su barrio, me expresó su sueño por aprender a leer y escribir, pues nunca había podido hacerlo. Un poco preocupada, me explicó que no podría ir al lugar donde daríamos las clases porque tenía cáncer y a veces se sentía muy mal. Le ofrecí darle las clases en su casa, y pactamos día y hora.
Al principio de cada clase les contaba una corta historia bíblica y luego les hacía, a ella y a su hija, preguntas sobre lo que habían escuchado. Pasó el tiempo y su salud empeoraba, pero siempre me pedía que no dejara de ir a la próxima clase.
 
Fue muy emocionante cuando comenzó, lentamente, a leer versículos cortos y fáciles de la Biblia. No he podido olvidar su mirada de triunfo y satisfacción por lo que había alcanzado. Ella falleció antes de su graduación, pero ni su enfermedad ni su pobreza lograron que ella dejara de cumplir su objetivo y su sueño.
 
Querida amiga, ¿qué te está impidiendo que termines la carrera que un día comenzaste? ¿Y ese posgrado que sueñas? ¿Por qué no te animas a conseguir un título universitario? Son metas muy apreciadas, por cierto, pero de nada valdrán si tu primer propósito no es ponerlas al servicio de Dios.
Dejemos de buscar excusas para lograr metas, objetivos y sueños que han quedado en el camino.
 
Quizá sean nuestros miedos los que nos impiden crecer y sentirnos realizadas. Debemos ser mujeres preparadas, capacitadas, pero ningún título nos dará satisfacción si no lo dedicamos al servicio de Dios y de nuestro prójimo. Una relación diaria con Cristo, la fuente de todo conocimiento, dará el toque de servicio a nuestras metas.
 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario