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miércoles, 18 de junio de 2014

Matutina de Adultos: Junio 18, 2014

El Adventismo en tiempos de guerra -1


No matarás. Éxodo 20:13.



El adventismo del séptimo día estaba en pleno nacimiento como iglesia organizada, cuando una guerra civil devastó a los Estados Unidos entre 1861 y 1865. Se cobró más vidas de la población relativamente pequeña de la Nación que la Guerra Revolucionaria, la Guerra de 1812, la Guerra México-Estados Unidos, la Guerra España-Estados Unidos, la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Corea y la Guerra de Vietnam combinadas. Sin embargo, el adventismo no envió soldados a este conflicto, que fue el más importante de todos, que determinaría si los Estados Unidos seguirían existiendo como nación unificada y que finalmente acabaría con la esclavitud.

¿Por qué? ¿Qué pasaba con los adventistas? ¿Por qué se refrenaban?

Esa es la pregunta que Jaime White se propuso responder en la Review and Herald del 12 de agosto de 1861. Sus primeros argumentos tenían que ver con el hecho de que los adventistas eran ciudadanos leales de los Estados Unidos, al observar que “la esclavitud es señalada en la palabra profética como el pecado más tenebroso y maldito sobre esta nación”; que muchas publicaciones adventistas, debido a sus enseñanzas antiesclavistas, “habían sido absolutamente prohibidas en los Estados esclavistas”; y que “los de nuestro pueblo que llegaron a votar en la última elección presidencial, unánimemente votaron por Abraham Lincoln”. “No sabemos”, concluyó White, “de ningún hombre entre los adventistas del séptimo día que tenga la menor simpatía por la secesión”.

Habiendo establecido que los adventistas eran ciudadanos leales, siguió explicando por qué, como iglesia, no enviaban soldados. Al ponerse a favor de los Diez Mandamientos, escribió que “la postura que nuestro pueblo ha tomado concerniente a la perpetuidad y la sacralidad de la ley de Dios expresada en los Diez Mandamientos no está en armonía con todos los requerimientos de la guerra. El cuarto precepto de la Ley dice: ‘Acuérdate del día de reposo para santificarlo’; el sexto dice: ‘No matarás’ ”. Su postura era bastante clara: los adventistas no podían ofrecerse como voluntarios para el servicio militar, porque eso los pondría en una situación en la cual elegirían transgredir voluntariamente al menos dos de los Mandamientos de Dios.

White había comenzado a resolver el problema, aunque todavía no había terminado. Pero, había planteado una cuestión que afectaría a decenas de miles de jóvenes adventistas. No todas las cuestiones morales están bien definidas en un mundo de pecado. La iglesia necesita orientación divina en esos casos.

Danos sabiduría, Señor, a medida que como iglesia continuamos luchando contra cuestiones importantes relacionadas con nuestro deber para contigo y con los Gobiernos terrenales.

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