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domingo, 15 de junio de 2014

Matutina de Adultos: Junio 15, 2014

La reforma pro salud vista en retrospectiva


Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo. Romanos 15:13.



Mi corazón todavía está ardiendo con la declaración que leímos ayer, de los primeros adventistas, que declararon que su corazón se henchía de gozo al percibir las bendiciones de la reforma pro salud.

Ese pensamiento me lleva a la primera serie de evangelización que presenté. El lugar de reunión era Corsicanna, Texas, una ciudad de unos 26 mil habitantes en 1968, con una iglesia adventista de doce miembros. Y, de esos doce, casi todos tenían más de setenta años, y solo uno era hombre.

Con todo, yo no tengo nada contra la gente mayor; al fin y al cabo, me estoy volviendo viejo. Y no tengo nada contra las damas; mi madre es una de ellas. Pero, un predicador joven quiere una casa llena de todas las edades y los sexos. Lo bueno era que yo tenía una buena cantidad de gente todas las noches, y una señora no adventista traía a cinco profesionales cada noche. Pero, a la salida, una noche ella me dijo:

–Hermano Knight, mañana de noche no vengo, y no voy a traer a mis amigos.

–¿Por qué? –pregunté.

–No me gusta el título de su sermón. Me va a decir lo que no puedo hacer.

Yo pensaba que mi título era lindo, por no decir asombrosamente brillante: “Por qué no como ratas, serpientes ni caracoles”.

Como me quedé casi sin poder hablar, dije a ella y a sus amigos que vinieran a la noche siguiente; que al salir dirían que fue el mejor sermón de todos. El único problema era que no tenía ningún sermón preparado todavía, y no sabía cómo iba a cumplir mi promesa.

Una noche de insomnio. Pero, a eso de las cuatro o cinco de la mañana, todo tuvo sentido.

¡Dios te ama!

Y, como te ama, quiere que seas feliz.

Y él sabe que no eres feliz cuando estás enfermo.

Por lo tanto, nos ha dado algunas ideas sobre cómo ser más felices.

Esa noche, al salir con sus amigos, ella se detuvo y declaró:

–Hermano Knight, ¡este fue el mejor sermón hasta ahora!

Si fue bueno para ella, para mí fue aún mejor: pasé de predicar en una dirección negativa a una positiva.

Y ¿qué es más positivo y alegre que la buena salud?

Gracias, Padre, por esa bendición especial. Nuestro corazón también se hinche de gozo.

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