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lunes, 19 de junio de 2017

Matutina de Damas : Junio 19, 2017

TENGO UN PADRE


“¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos!” (1 Juan 3:1, NVI).


Tenía 19 años y trabajaba en una escuela rural. Camino a la granja de mis padres después de un día de trabajo, mi auto quedó atascado en el barro.
Cuanto más trataba de salir, más se deslizaba el auto cerca de la zanja. Llevé grandes piedras del bosque cercano, y traté de empujarlas debajo de las ruedas, para proporcionar tracción. Incluso levanté el auto con el gato, y formé un puente de palos y piedras bajo las ruedas.

A veces había un poco de progreso, pero después de dos horas me di cuenta de que no iba a lograr nada. El barro llegaba hasta los ejes, la zanja se hacía cada vez más estrecha y la brecha de barro en el camino se extendía hasta bien delante.
Entonces, bajo la tenue luz de la noche, oí el sonido de un vehículo que se aproximaba. La ayuda era inminente. Sobre la colina apareció un camión rojo, ¡el camión rojo de mi padre! Me puse de pie en el borde de la carretera, agitando las manos con impaciencia a mi héroe, mi padre.

El camión se acercó, aceleró y pasó cerca de mi auto, logrando apenas seguir de largo por el estrecho camino.
A continuación, se perdió de vista. El sonido del motor se desvaneció gradualmente, y murió en la distancia. En mi corazón, mi esperanza también se desvaneció y muñó. La oscuridad estaba cayendo… y ahora también mis lágrimas.
Necesitaba un padre que me ayudara. No podía hacerlo sola. Con desaliento, volví a mi auto, y pensé en otras situaciones en las que sentí que mi padre había sido demasiado duro conmigo. ¿Cómo podía dejar a su propia hija en una situación así? Me preguntaba, incluso, si me amaba.

Después de un rato, oí otro motor que se acercaba. Sobre la colina, un tractor grande y fuerte, con mi grande y fuerte padre manejándolo. “No podía parar con el camión anterior”, me explicó, “o se habría quedado atascado también”. Luego encadenó mi auto y lo sacó del barro.
Tengo otro Padre que sabe lo que necesito. A veces, siento que me mantiene a la espera de ayuda y me pregunto si es demasiado duro conmigo. En ocasiones, no entiendo sus caminos e incluso cuestiono si me ama. Pero a pesar de mis dudas, tarde o temprano siempre me saca del fango.
Shelley Agrey

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