Como lata de refresco
Experimenta: Lee la lista de ingredientes impresa en la latas o botellas de refresco. Busca en Interenet si son saludables para ti.
La dama que iba a mi lado en el autobús sacó de su bolsa una lata de refresco (soda). Cuando la destapó, salió sin control la espuma color rojo y el líquido se desparramó sobre nosotras. ¿Por qué?
Los refrescos contienen, además de mucho azúcar, una sustancia llamada agua carbonatada, que contiene ácido carbónico y dióxido de carbono. Al dióxido de carbono. Al dióxido de carbono le debemos el famoso «gas» de los refrescos y sus burbujas. El agua carbonatada es ácida, por eso no es recomendable para la salud.
El dióxido de carbono es un «niño muy tranquilo» mientras la botella o lata permanezcan cerradas. Pero en cuanto el envase pierde presión, cuando con cuidado se desenrosca la tapa o se tira del abrelatas, se crean burbujas juguetonas que despide el gas. Cuando el refresco está agitado y la tapa se abre con brusquedad, el dióxido de carbono se convierte a un niño explosivo y sin control que sale a toda velocidad por el espacio abierto que encuentra. Cuando veas un refresco frente a ti, piensa un poco en tu carácter. Es como el líquido dentro de la lata; el agua carbonatada es todo lo malo que acumulas en tu corazón. Hay situaciones «ácidas» como el ácido carbónico, y otras similares al dióxido de carbono: esperan salir a toda velocidad por donde les des permiso. Si abres descuidadamente la boca, tus palabras pueden salir sin control y con violencia, causando un gran desastre. Lo que digas o hagas dejará manchas y marcas en los que estén cerca de ti, pero no podrás quitar por tu cuenta. Por eso sigue el consejo de Dios: no te juntes con los violentos, ni aprendas a ser como ellos.
«No te hagas amigo ni compañero de gente violenta y malhumorada, no sea que aprendas sus malas costumbres y te eches la soga al cuello» (Proverbios 22:24,25)
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