Ruido de hambre
Experimenta: ¿ Te ha sucedido esto alguna vez?
Nuestro estómago hace ruidos cuando tenemos hambre. Se llaman borborigmos y los producen nuestro estómago e intestinos al momento de contraerse.
Dichas contracciones se llevan a cabo para mezclar la comida con los jugos del estómago y empujarla a través del intestino. Cuando nuestro estómago está vacío los ruidos se escuchan a más alto volumen debido a que el estómago y el intestino mueven el aire que contienen, empujándolo hacia arriba y abajo; provocan los ruidos que ya conocemos.
Algo similar sucede una o dos horas después de que hemos comido, pero ahora las contracciones limpian el estómago y los intestinos de todo aquello que comiste y no es digerible, por ejemplo, semillas de frutas, pedacitos de huesos, cabellos y hasta las uñas que te muerdes cuando tienes nervios.
Ahora bien, ¿qué pasa cuando tenemos hambre espiritual? ¿Habrá algún ruido extraño que nos recuerde que es hora de pasar un rato con Dios, orando o leyendo la Biblia? Eso sería muy bueno.
El Espíritu Santo actúa en nosotros y su labor es silenciosa. Te hace recordar que no has estudiado tu lección semanal y es el que pone en ti el deseo de ir a la iglesia. También te recuerda que hay un Dios disponible para ti todo el tiempo y te impulsa a buscarlo en oración. Si no prestas atención a la invitación silenciosa del Espíritu Santo en tu conciencia, él se aleja poco a poco. Entonces experimentas un vacío enorme en tu vida imposible de llenar.
Puedes intentar llenar ese vacío con otras doctrinas y creencias, drogas y bebidas alcohólicas, amistades y experiencias atrevidas, pero nada logrará satisfacerte. Solamente Jesús es el pan de vida que nos satisface.
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