Un regalo para el cerebro y el corazón
Experimenta: Haz la prueba de las nueces.
El doctor Peter Pribis, de la Universidad Andrews en Estados Unidos, puso a prueba a 64 estudiantes para comprobar el beneficio de comer nueces en época de exámenes. A un grupo le dio a comer diariamente dos rebanadas de pan de plátano con media taza de nueces; al otro le dio el mismo pan de plátano pero sin nueces. Después de varias semanas, descubrió que no ayudan a mejorar nuestra memoria, pero sí parecen mejorar la capacidad de razonar y sacar conclusiones a partir de una idea general. Así que, si comes nueces, te será más fácil distinguir entre una respuesta correcta y una incorrecta en tus exámenes.
Las nueces son un buen regalo para tu cerebro y también para tu corazón. En tiempos bíblicos también se regalaban nueces. Jacob, el padre de José, en su desesperación, envió con sus hijos un costal que incluía nueces al gobernador de Egipto. Era para persuadirlo de que razonara y dejara vivo a su hijo Benjamín, el más joven. Jacob no sabía que aquel gobernador era su propio hijo, a quien sus hermanos habían vendido como esclavo y que él pensaba que había muerto.
José recibió el regalo y se sentó a comer con sus hermanos. Después de razonar, perdonó lo que le habían hecho muchos años antes. Imagino que José debió sentir una felicidad indescriptible cuando vio el regalo que enviaba su padre.
Jesús y las nueces se parecen mucho. Ambos mejoran tu capacidad para distinguir entre lo correcto y lo incorrecto y de paso, limpian tu corazón de todo lo que le hace daño. Este día, regala a tu cerebro y a tu corazón unos minutos con Jesús y, ¿por qué no?, también unas nueces.
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