Paz y seguridad
«Cuando la gente diga: “Todo está en paz y tranquilo”, entonces vendrá de repente sobre ellos la destrucción […] y no podrán escapan. (1 Tesalonicenses 5: 3)
Una madrugada de 1941, un soldado de los Estados Unidos destacado en Honolulu, Hawai, estaba practicando con el equipo de radar, con la esperanza de aprender lo suficiente como para poder utilizarlo. Mientras vigilaba, detectó la entrada de aviones a 212 kilómetros de distancia. Cuando informó a sus superiores acerca de lo observado, estos se rieron. Para ellos no había ningún peligro en aquel lugar del mundo. Hitler estaba demasiado ocupado en Europa, a miles de kilómetros de distancia. ¿Y los japoneses? En aquel momento una delegación de Japón estaba haciendo tratos con el presidente norteamericano en la ciudad de Washington.
A las ocho de la mañana, los norteamericanos comprendieron el significado del texto bíblico de hoy. El ataque sorpresivo de los bombarderos japoneses hundió más de quince barcos, destruyó más de ciento cincuenta aviones, y mató e hirió a tres mil personas. Había comenzado la guerra contra Japón.
El 11 de diciembre, el presidente Roosevelt declararó la guerra a Alemania y a Italia también.
La verdad es que la paz y la seguridad brillan por su ausencia desde que entró el pecado en el mundo. Nunca hay un momento en que no exista la amenaza de alguna guerra. Las guerras y los rumores de guerra acechan encada esquina. Y Satanás, el padre de la violencia, se sienta y se ríe. No se siente feliz a menos que esté destruyendo algo. Imagínate, antes de que Jesús echara a Satanás y a sus simpatizantes del cielo, Lucifer tenía la oportunidad de arrepentirse y ser perdonado, pero selló su destino y más tarde mató al Hijo de Dios hecho hombre. Ahora tú y yo, y los millones de personas de este planeta, sufrimos las consecuencias.
Sería fácil desanimarse por las cosas horribles que suceden. Sería fácil abandonar toda esperanza. Pero tenemos la promesa de Dios de que nos dará perfecta paz, y de que estamos totalmente seguros en sus brazos. Satanás nunca nos podrá quitar la seguridad de las promesas de Dios y de su presencia. Esto me gusta mucho ¿y a ti?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario