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miércoles, 5 de noviembre de 2014

Matutina de Menores: Noviembre 5, 2014

Embajadores de Cristo


“Así que somos embajadores de Cristo” (2 Corintios 5: 20).



Tengo un secreto que garantiza el éxito. Desearía que alguien hubiera compartido este secreto conmigo cuando yo tenía tu edad. Cuando termi­nes de leer esta página conocerás mi secreto, pero primero quiero relatarte una historia.

Emma se crió en un pueblo de Arkansas, Estados Unidos; se sentía más cómoda en un carro de heno que en una sala con gente. Al terminar la secundaria asistió a la Universidad de Oklahoma, donde se enamoró de Samuel, un estudiante de Derecho. Él vio más allá de la timidez de Emma, vio su belleza interior, y se casaron

Samuel tenía grandes ambiciones. Soñaba con dedicarse a la política. Unos años después fue designado ayudante del embajador en Francia, y la pareja se mudó a París. La vida social en Francia atemorizaba a Emma, por­que era tímida. Como esposa de un miembro de la embajada de los Estados Unidos, ella también era como una embajadora de su país. ¿Cómo haría para poder sobrevivir a tantas cenas y recepciones? ¿Sobre qué podría conversar? No tenía nada que decir que valiera la pena.

Un día, una mujer muy sabia la llevó aparte y le dijo: «Usted se siente in­cómoda, ¿verdad? Yo sé cómo se siente, lo recuerdo muy bien». Emma son­rió tímidamente, sin creer del todo aquellas palabras. La mujer continuó: «El secreto de una buena conversadora, y de tener éxito social no importa dónde estés, es aprender a escuchar. Así como lo oyes: aprender a escuchar. La ma­yoría de las personas que están aquí se sienten nerviosas y fuera de lugar».

Emma miró a su alrededor, a la multitud de invitados. « ¡Usted está bro­meando!», exclamó. «Busque a las personas que se ven tan incómodas como se siente usted, y preséntese. Déjelas hablar sobre ellas mismas. Escuche sinceramente y hágales preguntas», fue el consejo. Y funcionó. Al poco tiempo el embajador se acercó a Samuel y le dijo: »Qué simpática es su esposa».Lo único que hizo Emma fue interesarse verdaderamente en las personas.

A mí también me ayuda el secreto de Emma cuando me siento en una situación incómoda. Lo que hago, lo que digo y el modo en que actúo es importante porque soy embajadora del Rey del universo. El secreto de Emma, y mío también, te puede ayudar a ser un embajador de Dios más eficaz.

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