En busca de la educación adecuada -1
El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús. Apocalipsis 22:20.
A los adventistas que viven en el siglo
XXI puede parecerles que la educación cristiana ha sido fundamental para
su iglesia desde su comienzo. Sin embargo, esto dista mucho de ser
cierto. De hecho, la educación formal fue la última creación
institucional importante dentro de la iglesia; el establecimiento de un
programa riguroso de publicaciones en 1849, una organización
eclesiástica centralizada en 1863 y el servicio de atención sanitaria en
1866 la precedieron. Por el contrario, la Iglesia Adventista estableció
su primera escuela en 1872 (28 años después del chasco millerita), y no
tuvo un sistema generalizado de escuelas primarias hasta casi el año
1900.
Si bien el desarrollo tardío de la
enseñanza adventista puede llegar a sorprender a los adventistas
actuales, tiene sus raíces en la misma lógica de sus antepasados
espirituales, quienes, sobre todo lo demás, creían en el inminente regreso de Jesús.
Los grupos religiosos que se centran en la cercanía del fin del mundo,
generalmente, no han sentido mucha necesidad de educar a sus hijos, más
allá de los conceptos esenciales de su persuasión religiosa y en las
habilidades necesarias para ganarse la vida a corto plazo.
Ese es el caso de la iglesia cristiana
primitiva, y también del adventismo del séptimo día primitivo. Así
funciona la lógica: ¿por qué enviar a los niños a la escuela, si el
mundo está pronto a terminar y nunca crecerán ni usarán su aprendizaje
obtenido con tanto esfuerzo? Algunos podrían interpretar que es una
falta de fe brindar educación formal a nuestros hijos, ante la
inminencia del advenimiento. Esas actitudes estaban muy extendidas entre
los adventistas del séptimo día.
Incluso en 1862, un miembro de iglesia
escribió a Jaime White para preguntarle si era “correcto y compatible
que creyéramos con todo nuestro corazón en la inminente venida del Señor
con tratar de darles una educación a nuestros hijos. Si es así,
¿deberíamos enviarlos a una escuela pública, donde aprenden el doble de
cosas malas que de buenas?”
White respondió que “el hecho de que
Cristo esté muy pronto a venir no es razón para no perfeccionar la
mente. Una mente bien disciplinada e informada puede recibir y apreciar
mejor las sublimes verdades de la Segunda Venida”.
Con esa declaración, sentó las bases para el desarrollo del sistema educativo adventista.
Dios quiere que desarrollemos todos nuestros talentos mientras esperamos el regreso de Jesús.
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